jueves, 21 de abril de 2011

Tan solo un recuerdo


Agacho la cabeza y te digo:
“Señor he luchado con todo lo que tengo
y aún tengo heridas por dentro”.
Y en silencio me muestras tus manos
atravesadas por los clavos
y yo me avergüenzo.
¿De que me quejo?
Si esas llagas en tus manos
son por abrazarme entero.
Y sigues en silencio,
no me recriminas
las heridas que te he hecho.
Al contrario, tu mirada me dice
que lo que queda de mis heridas
es tan solo un recuerdo
ya que tu has cargado el resto
porque yo no podía con el peso.
¿Y yo… de que me quejo?
Si ni siquiera he sido un buen Cirineo.

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