miércoles, 27 de abril de 2011

Fruto


El hombre es como un fruto.
Apenas nace es joven e inmaduro,
pequeño terso y suave,
tiene toda la potencia en si
pero aún no la ha desarrollado.
Cuando llega a la adultez madura,
el fruto adquiere todo su color,
todo su sabor y potencia,
su forma es plena, aunque pierde
la perfección y suavidad de la infancia.
Cuando cuándo llega a la vejez
comienza su deterioro, como el fruto
se ablanda y empieza a arrugarse.
En esa etapa llega el tiempo
en el que se desprende del árbol,
cae a tierra y su descomposición se acelera,
los mismos animales e insectos
se sirven de su carne para alimentarse
y cuando no queda nada de ella
finalmente la semilla es liberada.
Esta penetra el suelo, se abre,
se enraíza y recién allí surge
el verdadero Hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario