martes, 14 de junio de 2011

La balanza del amor


La admiración y la comprensión
son los dos platillos de la balanza del amor.
Y los dos son necesarios
para encontrar el equilibrio del amor.
Con la primera fácilmente nos deleitamos
con el ser o lo que amamos.
Podemos embelezarnos hasta quedarnos ciegos,
hasta casi descerebrarnos
y nos sentimos felices por ello.
Hemos encontrado aquello
que siempre hemos buscado,
aquello que completa nuestro corazón
y lograr sellar ese pequeño lugar
por donde parece escaparse la felicidad.
Es por esto que podemos llegarle
a entregar nuestra voluntad casi sin pensar.
Pero de repente aparece “algo”,
que al principio solo parece un pequeño detalle,
pero comienza a pasar el tiempo y eso que era
solo un punto salido en un hermoso tejido
se agranda y se agranda hasta que nos comienza
a molestar y el hermoso tejido del amor
se empezó a desintegrar.
Allí debe surgir la otra parte del amor,
que lo completa y lo hace perfecto, la comprensión.
Cuando superamos la admiración
aquello que parecía perfecto ya no lo es ante nuestros ojos,
en ese momento en vez de voltear la vista
en busca de otro ser al cual amar debemos quedarnos,
ver la realidad de aquel al que un día dijimos amar,
ver en lo profundo de su corazón,
incluso en aquel lugar donde puede
no llegar a alumbrar la luz,
allí es mas necesario observar.
Una vez que hayamos visto luces y tinieblas,
una vez que hayamos admirado y comprendido
a aquella persona que dijimos amar,
recién allí habremos equilibrado la balanza
de nuestro corazón y esa persona podrá decir
que tiene finalmente todo nuestro amor.

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