viernes, 7 de octubre de 2011

La casa de los espejos


De repente abrí mis ojos y pude ver
alrededor mío miles de reflejos.
Todos semejantes, ninguno igual.
Tarde unos pocos segundos
pero luego comprendí que
me encontraba en la casa de los espejos.
Había espejos rotos,
otros sucios o manchados.
Había espejos altos,
otros anchos, algunos ondulados.
Cada uno le daba una forma distinta
al reflejo, pero todos y cada uno,
incluso los trozos de espejos rotos
que se encontraban en el suelo
reflejaban un pedazo del ser completo.
Fue ahí cuando lo vi,
apoye mi rostro contra el cristal y lo vi.
Estaba parado frente a uno de los espejos
manchados tratando de limpiarlo,
lo hacia suave y delicadamente
para no rayarlo o dañarlo.
Era el ser completo y entonces comprendí
en ese momento que yo solo era un reflejo.

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