martes, 5 de julio de 2011

Ciego

De niño me preguntaba en que consistía la existencia del hombre.
No podía entender como una criatura definiera su existencia en nacer, crecer, reproducirse y morir.
No comprendía que nos diferenciaba o nos hacia superiores desde ese lugar de los simples animales.
Incluso llegaba a envidiarlos a ellos pensando que no se hacían estos planteamientos que torturaban mi mente e inquietaban mi alma.
Me eran ajenos los problemas del mundo, me parecían aberrantes e incomprensibles.
Pero en mi juzgar sufría y cada vez estaba más lejos de la respuesta.
Esa misma pregunta me llevo a meterme en los lugares más recónditos.
A tratar mal a la gente y a despreciar a los que me rodeaban.
Juzgaba como simple y triste su existir, pero el que estaba triste era yo.
¿Cómo no lo pude ver? ¿Cómo no lo llegue a comprender antes?
Me creí superior a todos y allí me quede solo.
Me aleje por propia voluntad, creyendo tener la verdad.
Y la única verdad que tenía es que mi corazón sangraba de pena.
Lo peor de todo es que la respuesta la tuve siempre frente a mis ojos, en cada persona que se me acercaba, con cada uno de los que estaba.
Desde mis padres a mis hermanos, mis amigos y hasta me lo mostraron mis enemigos.
Todos ellos me dieron un ejemplo desde su lugar.
Era el amor lo que yo deseaba, pero mi mente no me dejaba llegar a el.
Era mi corazón el que se cerraba y todo porque me creía mejor.
Que triste, cuanto tiempo desperdiciado, cuanta gente he lastimado.
Hoy quiero pedirles perdón, a mis padres que me dieron lo mejor, a mis hermanos que estuvieron cuando yo estaba peor, a mis amigos que a pesar de mi me quisieron, a mis maestros que con su dulce paciencia me enseñaron y a mis enemigos que desde su lugar me mostraban su pobre proceder y en ellos se reflejaba el mió.
Pero principalmente quiero pedirle perdón a mi Dios.
Oh Padre ¿por que me aleje de ti? Que tonto fui. ¿Por qué poco te vendí? ¿Por nada abandone tu compañía?
Hoy llego a atisbar un poco mi error. Desde este infierno que vivo que es estar lejos de ti.
Quise el conocimiento, quise ver la Verdad, pero cuando la tuve enfrente de mis ojos no la quise aceptar.
¿Por que fui tan necio? ¿Por que llegue a ser tan ciego?
No entiendo mi proceder Dios mió. No tiene razón de ser.
Quise descansar mis hombros y mi cuerpo, mi alma estaba agotada y me fui a tirar a un charco. Me revolqué con los cerdos y creí haber llegado a ti. Pero cuan lejos estaba.
Hoy sigo sin comprender muchas cosas, pero ya no se si quiero comprender.
Quiero que me abraces Padre mío, creador mío. Te pido perdón. Toma mi alma y consuélala con tu calor.
Por favor Señor, no dejes que me aparte de ti.

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