¿Cuántas
veces hemos
escuchado decir o incluso hemos dicho
“te amo con todo mi corazón”?
¿Cuántas veces nos hemos defraudado
ante estas palabras o hemos sido
quienes han defraudado?
Entonces me pregunto,
¿son ciertas estas palabras
cuando las decimos
o simplemente mentimos?
Pero la mayoría de nosotros
creemos en nuestras propias palabras
cuando las decimos,
por ende no mentimos.
No al menos a quien es objeto
de nuestro afecto en ese momento.
¿Por qué entonces de golpe las palabras
parecen llevárselas el viento?
¿Por qué entonces cuando apenas aparece
la primera dificultad salimos corriendo
al ver que quien hemos dicho amar
no satisface todos nuestros deseos?
¿Es acaso entonces que el problema
no es si nuestras palabras,
“te amo con todo mi corazón”,
son verdad o no; sino que el problema
de hecho es que son verdad
y el verdadero drama es que
en la mayoría de los casos
amamos con todo nuestro corazón,
pero este por lo general
es muy pequeño como para
amar a otro ser por completo?
martes, 26 de marzo de 2013
martes, 19 de marzo de 2013
El prisma del mundo
He
visto a través del prisma del mundo
y descubierto que los hombres somos
más parecidos entre nosotros
de lo que nos gustaría aceptar.
Nuestros principios, nuestros deseos
y nuestros miedos tal vez sean diferentes,
pero la forma en la que actuamos,
los procesos que llevamos a cabo en nuestro interior
y la forma en la que los hacemos son semejantes,
por no decir iguales.
Y así como en los otros podemos vernos,
podemos encontrarnos para aprender,
así mismo los otros pueden hacerlo en nosotros.
De esta forma el mundo es un reflejo mío
y yo soy un reflejo del mundo.
Por ende lo que hay en él está en mí y viceversa.
Así su historia, la del mundo, es mi historia,
su tiempo es mi tiempo.
La humanidad ha evolucionado
desde sus orígenes a lo que es hoy,
incluyendo sus tropiezos
porque de no haberlos tenido no hubiese crecido,
igual como me sucedió a mí, y aún le falta crecer,
como a mí me falta hacerlo también.
Por ende mis posibles ochenta años de vida y crecimiento,
de aprendizaje y adquisición de sabiduría
equivaldrán a ochenta mil para la humanidad.
¿Quién sabe?
Sólo el tiempo lo dirá.
y descubierto que los hombres somos
más parecidos entre nosotros
de lo que nos gustaría aceptar.
Nuestros principios, nuestros deseos
y nuestros miedos tal vez sean diferentes,
pero la forma en la que actuamos,
los procesos que llevamos a cabo en nuestro interior
y la forma en la que los hacemos son semejantes,
por no decir iguales.
Y así como en los otros podemos vernos,
podemos encontrarnos para aprender,
así mismo los otros pueden hacerlo en nosotros.
De esta forma el mundo es un reflejo mío
y yo soy un reflejo del mundo.
Por ende lo que hay en él está en mí y viceversa.
Así su historia, la del mundo, es mi historia,
su tiempo es mi tiempo.
La humanidad ha evolucionado
desde sus orígenes a lo que es hoy,
incluyendo sus tropiezos
porque de no haberlos tenido no hubiese crecido,
igual como me sucedió a mí, y aún le falta crecer,
como a mí me falta hacerlo también.
Por ende mis posibles ochenta años de vida y crecimiento,
de aprendizaje y adquisición de sabiduría
equivaldrán a ochenta mil para la humanidad.
¿Quién sabe?
Sólo el tiempo lo dirá.
miércoles, 13 de marzo de 2013
Gestación
La humanidad no esta mal parida,
simplemente no esta parida.
Ésta, la vida,
es el proceso de gestación.
martes, 5 de marzo de 2013
¿Qué vemos…?
¿Qué
vemos cuando vemos?
¿Aquello que podemos o sólo lo que debemos?
¿Será que ese es el límite?
Por un lado creemos que todos podemos ver
lo que los otros vemos y por ende nos entristecemos
cuando comprobamos que no todos vemos lo que nosotros vemos.
Entonces, ¿qué vemos cuando vemos?
¿Aquello que podemos o sólo lo que necesitamos vemos?
¿Será por ende que hoy observo
lo que es mejor para mi crecimiento?
Por lo tanto mañana veré
aquello que me permita trascender
los límites de lo que hoy soy y siento.
¿Aquello que podemos o sólo lo que debemos?
¿Será que ese es el límite?
Por un lado creemos que todos podemos ver
lo que los otros vemos y por ende nos entristecemos
cuando comprobamos que no todos vemos lo que nosotros vemos.
Entonces, ¿qué vemos cuando vemos?
¿Aquello que podemos o sólo lo que necesitamos vemos?
¿Será por ende que hoy observo
lo que es mejor para mi crecimiento?
Por lo tanto mañana veré
aquello que me permita trascender
los límites de lo que hoy soy y siento.
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