¿Acaso
no querrías amar
sin
temor a que te hieran?
Tu
corazón te impulsa a hacerlo,
a
entregarse por completo.
A darlo
todo sin esperar nada a cambio.
Va más allá
del propio deseo.
Tu
propia existencia se define por esto.
Tu
nombre está escrito allí.
Un corazón
de fuego,
se
enciende y se entrega.
Sin
anhelos, sin recelo.
¿Y
entonces que te frena?
¿Qué
detiene tu propia existencia?
¿Qué te
aquieta?
¿Qué
evita que des ese paso vital?
¿Qué
lleves acabo ese salto apasionado?
¿Es el
miedo…?
¿Pero
miedo a qué?
¿Acaso
al fin de tu propia existencia?
¿Temes
que te hieran?
Has
entregado tu corazón tantas veces…
Y
tantas veces lo han pateado…
Lo has
hecho con tus familiares,
tus
amigos e incluso a extraños…
¿Siempre
es lo mismo?
¿Acaso
se repite la historia?
Una y
otra vez temes que te hieran
pero
siempre te entregas.
Dos
fuerzas contrarias chocan,
miedo y
amor en una sola existencia.
Entonces
te paralizas,
temes
que te hieran.
Pides,
ruegas que no te lastimen
pero ya
sabes lo que te espera.
Siempre
regresan…
Entonces,
así como nada tú corazón vibra,
se
enciende y se entrega.
Sin
esperar, sin calcular, sin guardar nada.
Completo
se entrega.
Un
segundo, un instante
nada
más, no dura más.
Solo un
destello en tu corazón,
El
miedo y la desesperación se van.
Y te
entregas…
Por ese
momento,
por ese
destello te sigues entregando.
No
puedes negar ese mandato.
Desistir
seria tu extinguir.
No hay
nada, no hay razón…
es sólo
tu corazón.