lunes, 3 de diciembre de 2012

Jugar a las escondidas

He tocado tu alma sabiendo de sus espinas y sus llagas.
Y me preguntaste, “¿por qué lo hiciste?”
Como no hacerlo, si estabas allí sola como una niña
jugando a las escondidas tras una pared de papel.
Y yo te veía tratando de ocultarte de mi vista
como si creyeras que lo que te ocultaba
era suficiente para confundirme,
cuando la que parecía confundida
en su propio escondite eras vos.
Lo cierto es que apenas cante piedra libre te asustaste
y quisiste aferrarte a tu escondite.
Entonces te dije “Yo no te voy a lastimar”,
ahí estire mis manos tome las tuyas
y te ayude a salir de tu escondite.
Una vez afuera con una lágrima
colgando del borde de tus labios
me preguntaste nuevamente,
“¿por qué lo hiciste?” y yo respondí:
“Porque todos juegan a las escondidas,
pero se olvidaron de designar quien debía buscar…”

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